Mi amiga francesa llevaba tiempo diciéndome: – Lo tienes que conocer, sois iguales, estáis hechos el uno para el otro….
– Oye, Patética. ¿Puedes quedar con él y darle este regalito de mi parte cuando vuelvas a España?
Claro, voy a la trampa de cabeza.
Me lleva a cenar, él también sabe que es una trampa, la francesa se lo ha contado. Habla mucho… su acento andaluz no me echa tanto para atrás, es interesante pero….¿cuello vuelto? ¿Te presentas a una cita con un jersey negro de cuello vuelto?
Cenamos, me lleva a tomar una copa a un sitio donde conoce a un par de tías a las que no quita ojo… ¡Dios¡ Debería de largarme.. si es que tampoco me dice mucho este tío.
– Patética, ¿nos tomamos la última en otro lado?
Venga, le voy a dar otra oportunidad…pero insisto, que no me pone mucho…
Uno frente a otro, el con su cuarto gin tonic y yo con mi segunda cerveza y el venga a hablar… y ¡hasta baila ¡
Chico bailón y cuello vuelto, ¡esto si que no ¡
– Bueno me voy – me dice. Si quieres te acompaño al coche.
– No me hace falta, se llegar sola. Gracias
Mua mua
Adios marido.